
El principio de todo
El principal motor de arranque de Trocadela fue sobre todo personal, nuestra familia aumentó con el nacimiento espaciado de dos criaturitas que pondrían nuestro mundo del revés. El comienzo de nuestra historia familiar es bastante común al de muchas otras, de repente estás sola, con la vida más o menos estructurada, disponiendo de tu tiempo para organizarlo a tu antojo, tus horas de sueño y descanso equilibradas… y, de repente, un ser vivo (o más) depende al cien por cien de ti. La organización del tiempo, del sueño, del ocio y de tu vida en general pasan a un segundo plano porque tienes que adaptarla a esa personita que acaba de llegar. Así que los próximos dos o tres años tu cabeza solo piensa en pañales, biberones, tetas, baños, mocos, alergias, juegos, paseos… desarrollas un súper poder para detectar posibles peligros y te haces un máster en procesos de crianza respetuosa y aprendizajes sensoriales. Y, de vez en cuando, te acuerdas de que tú misma sigues existiendo como mujer, como profesional o como ser social.
PREGUNTAS INCÓMODAS
Hasta aquí nada del otro mundo, pero de repente te das cuenta de que tus bebés dejan de serlo (porque sí, porque crecen sin pedir permiso) y empiezan a interactuar con el mundo más allá del núcleo familiar. Ahí ya empezamos a notar algo, algo que no le ocurría a la mayoría de las familias de nuestro entorno. Nos hacían preguntas que no les hacían a las demás, dirigían miradas y comentarios hacia nuestrxs niñxs que discernían, en tono e intencionalidad, de los que hacían a otrxs en los mismos contextos. Nuestrxs niñxs no se veían representadxs en los cuentos, ni en las ilustraciones de los libros del cole, ni en las canciones. Su realidad no se contaba en ningún lugar por el que transitaban. Fue entonces que llegó el desconcierto, el enfado, la rabia, la frustración, el miedo, el desconocimiento y mucha soledad. Queríamos explicarnos y nos decían que hacíamos un mundo de nada, que teníamos la piel muy fina, que no había mala intención y que lo llevábamos todo a un nivel que no era real. En ese momento aparecen muchas dudas ya que su infancia era y es “normal”: juegan, se relacionan, interactúan y se divierten sin ningún tipo de problema ni trauma, como cualquier otrx niñx de su edad, así que, ¿sería verdad que estábamos amplificando un problema que no era tal? ¿Sería cierto que estábamos viendo fantasmas?
INVESTIGAR MÁS ALLÁ DE LO PROPIO
Una vez que el runrún entra en el cuerpo no es fácil de acallar, así que lo comenté con mi otra familia, donde no pude hallar mejor compañera de viaje, mi hermana. Ella entendió la situación sin cuestionar mi testimonio y enseguida hicimos equipo para encontrar la manera de hacer algo y no quedarnos solo en la queja, la rabia y la frustración. Como nos educaron para no conformarnos y buscar respuestas, empezamos a investigar. Leímos mucho, muchísimo, sobre maternidades afrodescendientes y mixtas, nos empapamos de testimonios no solo de madres, sino también de jóvenes negrxs y racializadxs que hablaban de su infancia y de su adolescencia en entornos mayoritariamente blancos y prestamos especial atención a las experiencias de familias afrodescendientes migradas y autóctonas. A lo largo de nuestra investigación aprendimos a guardar silencio, a observar y, sobre todo, a escuchar; iniciándose un proceso de reestructuración mental y emocional importante. Un proceso difícil y duro, porque requería una inevitable revisión de nuestro propio imaginario y una autocrítica de muchos discursos y muchas acciones.
MUCHO POR HACER
De alguna manera, bajamos unos cuantos escalones y nos dimos cuenta que en pleno siglo XXI había mucho por hacer, empezando por nuestra propia visión del mundo y nuestra manera de interactuar en él.
Trocadela nace de esa necesidad de empoderar a nuestrxs niñxs y de dotarlxs de las herramientas necesarias para no considerarse inferiores, para que sepan que su historia y su representatividad es igual de válida que la de lxs demás. Queremos enseñarles que su viaje igual va a ser un poco más difícil, con más obstáculos y circunvalaciones, pero que eso no debe ser impedimento para perseguir el sueño que quieran, para convertirse en las personas que quieran ser. Además, este proyecto también nace con la idea de mostrar a lxs niñxs no racializadxs que el mundo es diverso, que nadie tiene más derechos por ser de una manera o de otra, que todas las historias son igual de importantes y que hay mucho mundo, muchas historias y muchas personas por conocer, que deben aprender a escuchar y observar lo que ocurre más allá de su zona de confort.
En definitiva, Trocadela nace con la idea de mostrar que la diferencia es natural y que la interculturalidad va mucho más allá de eslóganes grandilocuentes, de campañas publicitarias y de dulcificar realidades que, en sí mismas, llevan mucho de amargura.
Trocadela es un proyecto que nace desde la familia para las familias, porque en ellas, sean del tipo que sean, nace todo.