La Escuela del Siglo XXI y la Educación Intercultural

Decir a estas alturas que vivimos en una sociedad diversa y multicultural, resultaría más que obvio. Sin embargo, a pesar de la evidencia, parece que seguimos sin darnos cuenta y seguimos mirando con extrañeza y desconfianza todo aquello que se escapa de nuestro imaginario cotidiano, seguimos sin aceptar la diferencia como algo natural. Así, en muchas ocasiones, nos encontramos forzando situaciones o sobreactuando para poder encajar las piezas sueltas, esas piezas que incluso damos por perdidas y que, de alguna manera, nos impiden terminar la construcción del puzle perfecto que consideramos nuestras vidas.

RESPETO Y CONVIVENCIA

Nos guste o no, la realidad es la que es. La diversidad cultural está ahí y llegó para quedarse. Nos guste o no, queramos aceptarlo o no, cualquiera puede ser la pieza suelta en los puzles vitales de otras personas. Así que no queda otra que aprender a convivir, a respetarnos y a vernos como iguales dentro de la diferencia. Cuanto antes lo hagamos, antes se verán los resultados, pues las cosas grandes acaban pasando por haber ignorado durante mucho tiempo las pequeñas.

ESCUELA Y APRENDIZAJE

Las Escuelas son el escenario perfecto para ese aprendizaje. Son representaciones de la sociedad y de lo que en ella acontece. La Escuela es un espacio de interacción, de organización comunitaria, de experimentación, de aprendizaje continuo y de pensamiento; en definitiva, un pilar fundamental en la construcción de la sociedad y de la ciudadanía del futuro. Por eso es muy importante que en ella se refleje esa diversidad cultural tan propia de nuestro tiempo. Aceptar, asumir, defender y promover la diversidad, en cualquiera de sus vertientes, no es celebrar el «día de…» o la «semana de…» una vez al año, sino entender la sociedad de otra manera. La interculturalidad no consiste en relacionar culturas o conocer aquellas que consideramos lejanas, sino que supone la interacción de personas en sí mismas diversas (y no solo en lo cultural), el reconocimiento y la aceptación de nuestra diferencia. A partir de ahí, sí podremos construir relaciones desde una perspectiva intercultural, abriendo la posibilidad de obtener aportaciones positivas que nos permitan seguir creciendo como personas.

DIVERSIDAD DE REFERENTES

En este contexto, la existencia de referentes culturalmente diversos es esencial para iniciar el camino, para el reconocimiento de la diferencia como algo natural y presente en nuestra sociedad. Tener referentes, más allá de la familia, es fundamental para el desarrollo de una identidad propia. Quien crece sin representaciones reales, difícilmente podrá sentirse como parte de una sociedad que invisibiliza o relega su presencia a espacios minoritarios. Quien crece desconociendo que el mundo es diverso de manera infinita, difícilmente podrá dejar de ver la diferencia como algo excluyente. Por eso, la Escuela no puede pasar por alto esta cuestión.

Creemos que es el momento de avanzar, con paso firme y cabeza alta, hermanarnos y dejar que los espacios sean ocupados por otras voces, otras presencias y otras historias de las que podamos aprender. La Escuela del futuro, y ya del presente, pasa por integrar en sus aulas, en sus pasillos y en sus patios la Educación Intercultural.

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