
El bienestar emocional en la infancia
El bienestar emocional es un pilar fundamental del desarrollo global infantil. La manera en que los niños y las niñas gestionan sus emociones influye directamente en su capacidad de aprender, relacionarse y enfrentar desafíos. Sabemos que un entorno escolar emocionalmente saludable potencia la motivación, la autoestima y la seguridad en su persona.
La docencia no puede quedarse al margen y debe incorporar la perspectiva de la salud mental como un elemento más de la enseñanza. La observación atenta, el fomento de espacios seguros y el desarrollo de estrategias para trabajar las emociones en el aula pueden marcar la diferencia en la vida de nuestro alumnado.
El papel docente: detección – acompañamiento – derivación
El profesorado puede convertirse en un agente clave en la detección de señales de malestar emocional. Pequeños cambios en el comportamiento, dificultades en la interacción con sus iguales o un descenso en el rendimiento académico pueden ser indicadores de que algo no va bien.
El acompañamiento es otro de los grandes retos. Escuchar sin juzgar, validar las emociones y generar espacios de confianza en el aula es clave para que niños y niñas sientan que forman parte de un ambiente de comprensión y apoyo. Y saber cuándo y cómo derivar a profesionales de la salud mental, cuando sea necesario, se convierte en una acción fundamental para garantizar su bienestar.
Estrategias y ejemplos prácticos en el aula
Para trabajar la gestión emocional en el aula, se pueden incorporar actividades concretas como:
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El rincón de la calma: un espacio donde niños y niñas puedan regular sus emociones antes de retomar sus actividades.
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El diario emocional: fomentar la escritura o el dibujo para expresar cómo se sienten.
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Juegos de rol y dramatización: ayudar a identificar y gestionar emociones a través de situaciones cotidianas.
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Círculos de confianza: espacios semanales donde el grupo comparte sus emociones y vivencias en un ambiente seguro.
La colaboración con familias y especialistas en salud mental
La conexión entre escuela y familia es clave para fortalecer la salud emocional del alumnado. Algunas estrategias que pueden facilitar este vínculo incluyen:
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Reuniones periódicas: mantener un canal de comunicación abierto con las familias sobre el estado emocional del niño o la niña.
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Talleres para familias: proporcionar recursos y herramientas para que también trabajen la educación emocional en casa.
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Diálogo fluido: promover espacios donde las familias puedan expresar sus inquietudes y compartir estrategias efectivas.
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Trabajo conjunto con profesionales y entidades especializadas: colaborar con terapeutas y organizaciones dedicadas a la salud mental infantil para ofrecer un apoyo integral y garantizar una intervención adecuada cuando sea necesario. Esto puede incluir la creación de programas de prevención en salud emocional, formación conjunta para docentes y familias, y protocolos de intervención temprana dentro del ámbito escolar.
Angeles
Es una proyección de camino acertada y necesaria